Impermeabilizar las fachadas: porque es importante elegir la solución más apropiada

El agua es el primer agente de degradación de las estructuras: daños estéticos y, en los casos más graves, estructurales, tanto en los edificios históricos como en las nuevas construcciones. También y sobre todo como consecuencia de los recientes cambios climáticos, que han alterado drásticamente el régimen de lluvias hasta el punto de que en pocas horas se produce una cantidad de agua igual a la de toda una temporada, es necesario proteger los edificios.

Por lo tanto, proteger eficazmente la envolvente exterior para evitar problemas críticos relacionados con la infiltración y la humedad en los muros se convierte en un aspecto crucial en un sector de la construcción cada vez más dedicado a la renovación y remodelación del parque de edificios existente.

Es fundamental conocer y prevenir los problemas más comunes que pueden surgir, evaluando la mejor solución que pueda ofrecer un equilibrio entre rendimiento, eficiencia y durabilidad. Todo ello sin descuidar los aspectos de ecología e impacto en el medio ambiente que representan un criterio esencial de la construcción sostenible.

En este caso, las nuevas soluciones de impermeabilización de fachadas exteriores no sólo evitan que el agua penetre en el edificio y dañe las estructuras y materiales con los que se ha construido a lo largo del tiempo, sino que también respetan el medio ambiente y no lo dañan. Su finalidad es, por tanto, impedir que el agua se filtre desde sótanos, azoteas, terrazas y balcones y, por qué no, poder recogerla y hacerla aprovechable porque está limpia.