El microcemento decorativo mejora la percepción del bienestar

Los centros de bienestar son sinónimo de relajación, y no hay declinación lingüística o cultural del significado que pueda alterar esta percepción. Estemos donde estemos, sabemos que estos lugares expresan un concepto muy preciso: el bienestar. Hoy en día, estamos constantemente inmersos en un entorno sobreestimulante que genera estrés. En la actual sociedad de la hiperestimulación, parece difícil encontrar un momento para nosotros mismos y para el cuidado de nuestro bienestar psicofísico. Los centros de bienestar son la respuesta a esta necesidad y vivirlos es una oportunidad para hacer una pausa en la vida real (timeout psicofísico). Un lujo, en definitiva. Para que lo sea, sin embargo, se necesita un estilo de interiorismo adecuado que permita a quienes lo experimentan percibirlo como un lugar en el que se sienten liberados de todas las preocupaciones y pueden dedicarse únicamente a su momento de respiro del mundo.

El diseño interior aplicado en este contexto tiene precisamente esta función. El microcemento es la solución decorativa utilizada para lograr su propósito. En su declinación decorativa, el microcemento se distingue de otros usos porque se aplica directamente sobre el material existente (como azulejos, cartón yeso, mármol, escayola, etc.). De hecho, con poco trabajo y un espesor de sólo 3 milímetros, es posible renovar rápidamente los espacios interiores, mejorando su percepción estética de forma muy marcada. Se trata de un revestimiento decorativo de última generación, sin juntas y apto para todos los ambientes, interiores y exteriores, secos y húmedos. Un acabado continuo que puede aplicarse a suelos, paredes, escaleras, techos, piscinas e incluso muebles. Su versatilidad le ha llevado a estar cada vez más presente en la renovación de viviendas particulares y en locales comerciales y grandes superficies como polideportivos, naves industriales, hoteles, restaurantes e, incluso, centros de bienestar.